¿Existe una brecha de género en la tecnología?

La brecha generacional es algo lógico, ya que son los jóvenes los que pasan más tiempo delante de la pantalla de un ordenador, de un móvil o de una consola. Las mujeres sienten que son mucho más o algo más habilidosas que sus padres o madres. El 74,8% de las jóvenes consideran que tienen más competencias que sus progenitores, frente al 67,9% de los hombres. En referencia a profesores y/o empleadores, el porcentaje está igualado, el 55,9% de las mujeres se consideran por encima en competencias frente al 55,5% de los hombres. Pero la gran diferencia llega cuando hay que compararse con tus amigos y gente de tu edad.

Los jóvenes hombres de entre 15 y 29 años consideran que tienen más competencias digitales que lo que consideran las mujeres. El 38,3% de las mujeres jóvenes considera que tiene más habilidades tecnológicas que sus amigos, mientras que en el caso de los hombres el porcentaje aumenta hasta el 47,5%. Por lo que respecta a compararse con la gente de su edad, el 33,1% de las mujeres considera que tiene más competencias en este sector, mientras que entre los hombres el porcentaje aumenta hasta el 41,3%.

Anna Sanmartín, subdirectora del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, explica que esta brecha de género se ve con el uso de los jóvenes hombres en las consolas, porque ven más contenidos para ellos. “Esto hace que digitalmente estén siempre por delante, porque tienen más confianza tecnológica, que es importante para los puestos de futuro”.

Sanmartín explica que la mayor confianza de los chicos afecta al aprovechamiento tecnológico. “Que los hombres jóvenes a estas edades se identifiquen como más competentes digitalmente tiene que ver con cómo se relacionan cotidianamente con la tecnología”, comenta la subdirectora del Centro Reina Sofía. Tal y como explica que “cacharreen” más con los dispositivos “les da más familiaridad con la tecnología”. Esta familiaridad supone una brecha importante “porque hace que se puedan identificar con más profesiones tecnológicas”.

Anna Sanmartín lo tiene claro: tener más confianza con la tecnología es “fundamental” para hacerla cotidiana. “Es aquí cuando nace un gap importante. Es una brecha que hay que mirar y que es más sutil y cualitativa”, puntualiza.

Información de: byzness.elperiodico.com